
Quienes Somos
Vientos de Libertad es una rama del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), parte de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP). Somos una organización comunitaria, social y política que brinda un acompañamiento integral a lxs pibxs de nuestros barrios populares con problemáticas de consumo que deciden hacer un proceso de transformación. Cuando decimos abordaje integral nos referimos a que los consumos son la gota que rebalsa el vaso de la exclusión a una vida con tierra, techo y trabajo, y hay que poder incluir todas estas dimensiones. El consumo termina siendo uno de los tantos problemas que tenemos, que parten de injusticias y desigualdades estructurales y, por lo tanto, no son una conflictividad individual, sino colectiva.
Los conflictos con los que llegan nuestrxs pibxs no son exclusivamente el consumo de sustancias, legales o ilegales, sino el despojo de sus proyectos de vida. Nuestrxs compañerxs llegan rotxs. Muchas veces están en una situación de pobreza estructural, no tienen una vivienda, no tienen trabajo, no tienen una red familiar que contenga, están inmersxs en situaciones de violencia, o son perseguidxs por las fuerzas de seguridad. Nuestro objetivo es acompañarlxs, ayudarles a transformar esta situación y que puedan capitalizar su historia y empoderarse como sujetxs políticos. Nuestra apuesta es a que sean ellxs quienes, generando un proceso organizativo y político, conduzcan y desarrollen los espacios de acompañamiento.
Vientos de Libertad es una rama del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), parte de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP). Somos una organización comunitaria, social y política que brinda un acompañamiento integral a lxs pibxs de nuestros barrios populares con problemáticas de consumo que deciden hacer un proceso de transformación.
Cuando decimos abordaje integral nos referimos a que los consumos son la gota que rebalsa el vaso de la exclusión a una vida con tierra, techo y trabajo, y hay que poder incluir todas estas dimensiones. El consumo termina siendo uno de los tantos problemas que tenemos, que parten de injusticias y desigualdades estructurales y, por lo tanto, no son una conflictividad individual, sino colectiva.
Los conflictos con los que llegan nuestrxs pibxs no son exclusivamente el consumo de sustancias, legales o ilegales, sino el despojo de sus proyectos de vida. Nuestrxs compañerxs llegan rotxs. Muchas veces están en una situación de pobreza estructural, no tienen una vivienda, no tienen trabajo, no tienen una red familiar que contenga, están inmersxs en situaciones de violencia, o son perseguidxs por las fuerzas de seguridad. Nuestro objetivo es acompañarlxs, ayudarles a transformar esta situación y que puedan capitalizar su historia y empoderarse como sujetxs políticos. Nuestra apuesta es a que sean ellxs quienes, generando un proceso organizativo y político, conduzcan y desarrollen los espacios de acompañamiento.
En Vientos no sólo trabajamos para que sean nuestrxs pibxs quienes conduzcan y organicen la rama; sino que apostamos a ese sector, que ha quedado totalmente excluido de toda construcción, para que se empoderen como sujetxs de transformación de nuestra sociedad. Nosotrxs construimos desde y con estxs pibxs, por los cuales nadie apuesta, con esxs quienes siempre nombran como “perdidxs”. Muchxs de ellxs salen de hacer un proceso y se transforman en verdaderos cuadros políticos, porque ya lo han perdido todo, y se reconstruyen mirando hacia adelante, con todo para ganar.
Vientos nace frente al vacío de políticas públicas para dar respuestas a las problemáticas de las juventudes, entre ellas los consumos. En nuestro andar, fuimos desarrollando herramientas alternativas a los modelos tradicionales de “comunidades terapéuticas”, ubicando la atención en la persona y sus conflictos, y no meramente en la sustancia. La organización surge en medio de los conflictos sociales, económicos y políticos que estallaron en el 2001, con un merendero en William Morris, en el oeste del conurbano. Hoy, gracias a la organización y la lucha, se logró consolidar un modelo de abordaje integral, comunitario y gratuito, con una red de 99 espacios en todo el país: 86 centros barriales y 13 casas comunitarias convivenciales.
A la falta de políticas públicas le respondimos con organización y construcción de espacios que trabajen la problemática de los consumos desde una perspectiva comunitaria, desde los territorios donde esto más se necesita. Hoy, además de contar con una red de espacios de tratamiento, ambulatorios y convivenciales, impulsamos el desarrollo de una política pública en todo el territorio nacional.
En cada uno de los centros barriales o casas hay equipos de abordaje comunitario, conducidos por personas que han atravesado la experiencia del proceso, o son del propio territorio, y con terapeutas y profesionales de diversos campos (psicología, de adultos/as e infanto-juveniles, acompañantes terapéuticos, trabajadorxs sociales, psiquiatría de consulta, abogadxs, entre otrxs). Hoy, casi el 50% de nuestrxs referentxs y coordinadorxs de los espacios vienen de haber atravesado un proceso.
Nuestro abordaje integral es político-terapéutico y comunitario. Tenemos un método de trabajo donde el valor de la palabra es fundamental. La palabra para habilitar la posibilidad de reescribir nuestras propias historias. Nos basamos en el paradigma de la salud mental comunitaria, con perspectivas transversales que lo hacen particular: de clase y género.
Las personas que llegan, y que vamos a buscar, manifiestan la voluntad de hacer un proceso. Ellxs cuentan con una terapia psicoanalítica semanal individual, además de las actividades grupales, llevadas adelante principalmente por coordinadorxs y referentxs. Dentro de nuestro método de abordaje, otra dimensión fundamental es la no utilización de medicalización como respuesta terapéutica, excepto cuando la persona lo necesite por cuestiones particulares o previas.
Contamos con una red de talleres culturales, deportivos y de oficios, para acercar estas experiencias y habilidades a las personas que transitan los espacios. Acompañamos la terminalidad educativa y el acceso a centros de salud. Tenemos también un equipo jurídico para trabajar los conflictos penales o de familia con los que muchas veces se llega, así como trabajadorxs sociales que buscan identificar los problemas, e impulsar iniciativas que busquen resolverlos articulando con diferentes instituciones estatales.
Dentro de los talleres, consideramos fundamental -además de la enseñanza de oficios, importantes para desarrollar unidades productivas cooperativas- participar de las instancias de formación política, que construimos desde la perspectiva de la educación popular. La circulación de la palabra y la construcción colectiva del conocimiento es una herramienta poderosa para poder impulsar la reflexión, la autonomía y la confianza en nosotrxs. Además, los talleres de género, tanto en las casas de mujeres como en los talleres para masculinidades, están teniendo un impacto muy transformador en las relaciones en general, tanto dentro de la organización como para los vínculos de cada pibx.
Buscamos que quien llegue a Vientos, sea a un barrial o a una casa convivencial, luego de atravesar un proceso de transformación, acompañadx por todos los equipos desde el mayor compromiso, responsabilidad y profesionalismo, puedan reconstruir sus proyectos de vida. Creemos que para concretar esto, una herramienta fundamental son las unidades productivas que podamos generar desde nuestro Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), desde el cual nos organizamos como sindicato y de manera cooperativa. Nuestra mirada apunta a conquistar derechos esenciales que han sido vulnerados, por eso buscamos que se garantice la tierra, el techo y el trabajo, para tener un buen vivir.
Entendemos nuestra problemática como parte fundamental de la sociedad capitalista y excluyente en la que vivimos, que tiende a individualizar todos los conflictos, y a proponer consumir para pertenecer. Consumir, como paliativo frente a cualquier angustia y como fuente para llegar a la felicidad. El problema es que no todxs logramos pertenecer a esta rueda, muchxs ni siquiera logran que se respeten sus derechos más básicos. Entonces, la relación con los consumos genera mayores conflictos en nuestros barrios populares.
En nuestros barrios, las drogas son un instrumento de dominación y descarte de personas, que rompe con los lazos comunitarios y solidarios. Vemos que la combinación que se da entre las complicidades con el negocio del narcotráfico, los procesos de desintegración social, la violencia y el aumento de la marginalidad son condiciones que acentúan las situaciones de consumos. Al mismo tiempo, la extensión de los consumos y las redes narcos agravan los procesos de desintegración en los barrios, generando una circularidad cada vez más arraigada.
Las barriadas populares enfrentan cotidianamente la falta de oportunidades, la progresiva disminución en la edad de inicio de los consumos, la alta toxicidad de sustancias consumidas en la actualidad, la cada vez más visible impunidad de la estructura narco. La exclusión temprana del circuito educativo, la ruptura de códigos barriales de convivencia, la fragmentación de lazos sociales, la pérdida generalizada del sentido de la vida propia y ajena, y la naturalización de la violencia en la vida cotidiana. Por eso, lejos de pensar a la persona que consume como un ser “desviado” la concebimos como el resultado de una sociedad dominada por el consumismo y el individualismo.
En Vientos creemos que las problemáticas de consumos son un arma para hacer girar la rueda del descarte de personas, y en un contexto con cada vez más pobres, esto puede ser una realidad más estructural y violenta. Nuestra herramienta es la organización comunitaria, por eso somos parte del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE-UTEP), porque sabemos que sólo recuperando esos lazos solidarios que esta estructura rompe, vamos a poder ir tejiendo redes que nos contengan.
La integración al Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE)
“El Movimiento de Trabajadores Excluidos es una organización social donde nos nucleamos miles de personas que fuimos descartados del mercado laboral formal como consecuencia de los modelos neoliberales. Nos inventamos nuestro propio trabajo en la economía popular para subsistir y encontramos en la organización popular una forma de dignificar nuestro trabajo y nuestras condiciones de vida. Fundamos cooperativas y unidades productivas para organizar el trabajo de forma colectiva”.
De esta manera se presenta en su página pública el MTE, nuestro movimiento político, parte de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), nuestra organización gremial, desde donde conducimos la Secretaría que aborda problemáticas de consumos.
A fines del 2014, Vientos de Libertad pasa a ser una rama, de salud comunitaria, dentro del movimiento. Esta experiencia enriqueció considerablemente nuestro proceso organizativo, y esto no sólo se mide en términos de conquistas, que fueron muchas, logrando garantizar un fortalecimiento y expansión de los espacios. También fue muy importante para consolidar nuestras herramientas de organización, los procesos ideológicos que ya veníamos desarrollando, y dentro del cual empalmamos en visiones y reivindicaciones para el sector.
Compartimos con el MTE el sector social al que representamos, compartimos visiones, sentires e intercambios. Es a partir de esta organización más amplia que podemos acercarnos más a garantizar a nuestrxs compañerxs los derechos por los que luchamos, porque juntxs somos mejores. Sería muy difícil pensar en formas de inserción en cooperativas de trabajo sin esta herramienta fundamental que conseguimos como colectivo organizado.
De esta manera, como parte del MTE, pudimos llevar discusiones a la calle con mucha más fuerza, articular con otros actores y actrices y poder potenciar las demandas del sector.
Hoy lxs pibxs que salen de hacer un proceso, así como las personas del propio barrio en que trabajamos, forman parte del armado de otras ramas, ya que nuestra responsabilidad no es solamente construir nuestra organización en particular, sino acompañar el desarrollo de todo el movimiento. Somos parte de esta organización que construye con personas que para la sociedad capitalista son un descarte, sin expectativas de hacer otra cosa con su vida. Venimos a traer al movimiento la importancia de la salud comunitaria como derecho, y a levantar en conjunto las banderas de exigencia por la tierra, el techo y el trabajo.
Vientos tiene algunas particularidades como parte del MTE. Somos una organización con una historia propia, que en un momento cruzamos nuestros caminos y nos hicimos parte del movimiento, así como fueron también las experiencias de liberadxs o del rural. La organización no surge como una rama productiva, sino de salud comunitaria, entonces nos toca fortalecer esta dimensión y construir herramientas cooperativas que acompañen los procesos de construcción de proyectos de vida para nuestrxs pibxs.
Cuando buscamos abrir Vientos en alguna ciudad o barrio nuevo, más allá de la caracterización de instituciones y organizaciones con las que podemos articular, el primer paso siempre es poder organizarnos con lxs compañerxs del MTE, si es que están en el lugar. Somos parte del MTE, y si éste no existe en los lugares nuevos, somos nosotrxs quienes buscamos formarlo, con el fin de seguir construyendo poder popular.