Los espacios de atención y acompañamiento
En Vientos contamos con casas comunitarias convivenciales, centros barriales, una casa de medio camino, cooperativas de trabajo y una casa de formación política y de oficios. Cada espacio tiene que verse como una herramienta concreta y particular, para dar respuestas a diferentes necesidades. Se debe pensar cada una de ellas de manera articulada, no separada.
Los centros barriales son nuestra herramienta de atención ambulatoria. Funcionan en los barrios como espacios comunitarios a habitar por las personas que llegan con problemas de consumo, para llevar adelante un proceso, así como también muchas veces por sus familiares o vecinxs. Las casas convivenciales, en cambio, son espacios de internación, donde se comparte las 24 hs., y se lleva adelante un tratamiento voluntario, pero con reglas, horarios, esquemas de visitas, etc.
Si bien cada espacio tiene dinámicas propias, se trabaja con un método integral, político,
terapéutico y comunitario. Cada espacio está construido con ciertas perspectivas transversales: de salud comunitaria, con perspectivas de clase y género. Así como también se sostienen con el acompañamiento de equipos de abordaje comunitario
¿Qué es un Centro Barrial?
Un Centro Barrial es un espacio de salud en el territorio. Es un lugar de acompañamiento para personas que se encuentran en situación de consumo. Es una casa, un punto de encuentro, un lugar seguro donde se acercan vecinxs del territorio que atraviesan situaciones complejas, generalmente vinculadas a la vulneración de derechos, para recibir
contención y orientación profesional, para participar de formaciones y talleres. En nuestros espacios hablamos de un acompañamiento integral porque consideramos que las respuestas para las problemáticas de nuestros barrios tienen que ser complejas y abarcativas. Es por esto que no sólo nos centramos en el abordaje de situaciones de consumos, sino también en el acompañamiento de la vida con todo su entramado.
No concebimos a nuestros barriales como espacios aislados sino en articulación y tensión constante con las instituciones del Estado encargadas de garantizar derechos: la
escuela, los centros de salud, el hospital, el municipio y sus respectivas áreas. Asimismo, estamos en constante relación y retroalimentación con otras experiencias de organización dentro del territorio: merenderos, organizaciones sociales, comedores, clubes, sociedades de fomento, entre otras.
Nuestro trabajo cotidiano en los Centros Barriales se construye desde la salud comunitaria con propuestas de participación activa y de intercambio con la comunidad,
construyendo espacios que problematicen y transformen las violencias, motivando una lectura crítica de la realidad y acompañando proyectos de vida que sean más libres y felices para nuestrxs compañerxs.
Lo que ofrecemos en los Centros Barriales
Dimensiones de nuestro trabajo:
a) Asistencial-específico: trabajo psicológico individual y terapéutico grupal vía referentxs barriales, coordinadorxs y talleristxs, y acompañamiento para la promoción de
derechos vía trabajadorxs sociales.
b) Alimentaria: garantía de alimentación en los Centros Barriales (en articulación con MTE sociocomunitario distrital o regional).
c) Habitacional: acompañamiento en la salida de la situación de calle y/o toma de decisiones vinculadas a la vivienda.
d) Legal: acompañamiento en el acceso a la justicia y asesoramiento.
e) Educativa: continuidad y posibilidad de terminalidad educativa a través de los bachilleratos populares del MTE y/o instituciones estatales.
f) Laboral: participación en unidades productivas del MTE y acompañamiento en la inserción laboral por fuera del MTE.
g) Prevención y promoción de la salud:
➔ Inespecífica/general: talleres generales de salud, talleres temáticos, formaciones, rondas.
➔ Específica: formaciones específicas sobre consumos problemáticos, elaboración de volantes/folletería/charlas sobre la temática, intervenciones en los barrios con eje en lo problemático del consumo.
h) Problemáticas de género: espacios para mujeres y diversidades y espacios para varones.Contención y acompañamiento de situaciones de violencia de género.
Las casas convivenciales comunitarias
Una casa convivencial comunitaria es un espacio cuidado, dedicado a la internación de personas con problemáticas de consumo que manifiesten la voluntad de hacer un proceso. El método de trabajo en las casas es integral, político, terapéutico y comunitario. Los equipos son conducidos por personas que han atravesado procesos con el consumo, lxs coordinadorxs y referentxs, así como también están conformados por profesionales de la psicología, trabajadorxs sociales, abogadxs, acompañantes terapéuticos, entre otrxs. El abordaje es integral, porque buscamos trabajar con la variedad de complejidades y dimensiones que hacen a la vida de las personas que ingresan, en el acceso a derechos y la construcción de proyectos de vida con tierra, techo y trabajo.
Las casas reciben gente de diferentes procedencias: de centros barriales, de nuestro movimiento, de otras organizaciones, de organismos públicos, del propio barrio, etc. Hay muchas características que hacen particular al trabajo en las casas. Por un lado, acudimos a esta instancia de internación voluntaria cuando la persona manifiesta la necesidad de salir de sus espacios cotidianos, por diversas razones. Muchas veces su hogar de origen es un espacio inseguro, por ejemplo, si su familia consume; otras veces se hace casi imposible habitar los mismos círculos, rancheadas, sin consumir. Son muchas las causas que pueden llevar a alguien a decidir salir de sus ámbitos de pertenencia o circulación para habitar nuestros dispositivos, donde se brinda un acompañamiento que contiene y atiende a las particularidades de su problemática.
Estas cuestiones son importantes para decidir si la persona puede hacer un tratamiento ambulatorio (en un centro barrial) o requiere de una internación en alguna de nuestras casas convivenciales. Por otro lado, hay otra serie de cuestiones que pueden dificultar el ingreso de pibxs que necesitan efectivamente un tratamiento cotidiano como el que brindamos en las casas. Principalmente, la dificultad económica que trae atravesar un proceso donde la persona no está generando un sustento económico puede trabar el ingreso, al ser ellxs mismxs quienes sostienen sus hogares. Por otro lado, el vínculo familiar, principalmente con hijxs, trae una complejidad al trabajo que como equipo acompañamos e intentamos dar respuesta.
Se trata de un dispositivo que funciona las 24 hs., todos los días del año, porque la propuesta es sostener una dinámica de convivencia. Si bien son espacios abiertos, donde las personas pueden irse cuando quieran, dejar la casa significa que se está interrumpiendo su proceso de internación, por lo cual tienen que dar aviso a coordinadorxs y referentxs para poder dar un cierre, o la posibilidad de repensar con la persona la posibilidad de continuar el proceso, o de asistir a un espacio ambulatorio (centro barrial).
Durante el proceso convivencial se desarrolla una rutina, una estructura, que no busca ser “rígida-militarista”, pero sí que pueda dar un marco (horario y de actividades) que apunten a desarrollar la responsabilidad y el compromiso con las tareas o talleres, y que vayan generando una autonomía y autorregulación en ellxs mismxs.
Si bien no hay una estructura estática para todas las personas, y cada quien tiene sus tiempos y procesos, cual cuales respetamos e incentivamos, se estima que el proceso en las casas convivenciales tiene un desarrollo de aproximadamente un año. En este tiempo se trabaja con ellxs en diferentes dinámicas grupales, de talleres, trabajos comunitarios, actividades con coordinadorxs, o encuentros con trabajadorxs sociales. Además, se garantiza que cada pibx pueda contar con un espacio de terapia psicoanalítica individual semanal.
Nuestros espacios están en constante articulación y tensión con las instituciones del Estado encargadas de garantizar derechos: la escuela, los centros de salud, los servicios locales, el hospital, el municipio y sus respectivas áreas. En este sentido, contamos con coordinadorxs y referentes, que idealmente se busca que sean personas que también hayan atravesado procesos, así como con trabajadorxs sociales dedicados a dialogar con las instituciones que sean necesarias para cada caso.
Durante todo el proceso hay ciertas dimensiones que abordamos de manera específica en las casas de Vientos:
-Asistencial-específico: trabajo psicoanalítico individual semanal con psicólogxs, y dinámicas grupales vía coordinadorxs y, en menor medida, referentxs.
Asistencial-integral: talleres deportivos, culturales y de oficios que den herramientas nuevas. Acompañamiento de trabajadorxs sociales en articulación con instituciones
estatales.
-Alimentaria: garantía de alimentación en las Casas Convivenciales (prioritariamente lo provee el MTE sociocomunitario distrital o regional).
-Habitacional: en los dispositivos, así como en el acompañamiento en la salida del proceso.
-Legal: acompañamiento en el acceso a la justicia y asesoramiento para causas concretas (En regiones fuera del AMBA esta situación se canaliza vía responsables regionales).
-Educativa: continuidad y posibilidad de terminalidad educativa. El ideal, que funciona en varias de las casas, si la demanda lo requiere, es que pueda existir un espacio de fines o bachillerato en los dispositivos. Si esto no es posible, se articula con instituciones educativas cercanas a la casa.
-Laboral: herramientas de oficios mediante talleres, fomento a la formación de unidades productivas cooperativas. Acompañamiento en la salida del proceso para insertarse en
cooperativas del MTE o laboralmente fuera del movimiento.
-Prevención y promoción de la salud: talleres generales de salud comunitaria, talleres temáticos, formaciones, rondas. Formaciones específicas sobre las problemáticas de
consumos. Reflexiones sobre el autocuidado en la salud, ESI, consultas médicas, autocuidado, etc.
-Problemáticas de género: espacios para mujeres y diversidades y espacios para varones (dependiendo si la casa es de mujeres y diversidades o varones). Contención y acompañamiento de situaciones de violencia de género. Acompañamiento a las paternidades, maternidades y niñeces (si hay, depende del dispositivo).
-Formaciones políticas: como parte de nuestro método de trabajo. Se desarrollan talleres (brindados por referentxs, coordinadorxs o talleristas específicos) para comprender
mejor la realidad en la que vivimos, y nos de herramientas para transformarla. Además, esta instancia busca formar a nuevxs coordinadorxs y referentxs.
Además, las casas articulan con ciertas redes, instituciones u organizaciones del territorio:
➔ Espacios del movimiento MTE (Sociocomunitario principalmente, y en la salida de
las casas con cooperativas y ramas productivas)
➔ Organizaciones comunitarias del territorio
➔ Mesas nacionales de seguimiento de CCCs (Casas Convivenciales Comunitarias)
➔ Mesas regionales que trabajen con las problemáticas del consumo
➔ Servicios locales de niñez
➔ Secretarías de género
➔ Hospitales/ Centros de salud comunitarios
➔ Defensorías/ Juzgados
➔ Organismos municipales y provinciales
➔ Escuelas/ Centros educativos
Espacios de mujeres, niñes y diversidades
La mayoría de los espacios de tratamiento para problemáticas de consumos están destinados a varones. Históricamente se han vinculado los consumos a prácticas
masculinizadas, pero cuando inauguramos nuestro primer espacio de mujeres por el 2017, intentamos visibilizar que ésta es una problemática que también nos atraviesa a nosotras. Hoy podemos decir que también a nosotres como diversidades y además a les niñes y adolescentes, aunque para esta población casi no existen espacios de tratamiento.
Esto es lo que pasa cuando trabajamos con mujeres, ésta es una de las especificidades, que ya no se trata de una persona individual, que viene a realizar un proceso, sino de un
colectivo. Se trata de personas que muchas veces son madres, entonces el proceso no es sólo de ellxs, sino también de sus hijxs. Somos comunidad donde sea que nos movamos.
Vientos cuenta con tres casas comunitarias convivenciales para mujeres, niñes y diversidades: en Luján (AMBA OESTE), Mar del Plata (PBA) y Chos Malal (NEUQUÉN). Además,tenemos un centro barrial en Corrientes, conducido por una mujer trans, que se dedica exclusivamente al trabajo con mujeres y diversidades. Tengamos en cuenta que el resto de los barriales del país son espacios mixtos.
Los procesos de las mujeres y diversidades tienen sus particularidades, además de los consumos y la falta de acceso a derechos fundamentales, han estado expuestxs a ser víctimas en situaciones de abuso sexual y violencia de género con mayor frecuencia. Si bien esta situación se da también en las casas de varones, porque lamentablemente el abuso está presente en todos los géneros, principalmente en las niñeces, es en la casa de mujeres y disidencias donde este tema surge con una mayor demanda. Los abusadores, en casi todos los Casos, si han sido varones.
Dentro del trabajo con personas trans, se busca acompañarlxs en sus transiciones, con todo lo que ello implica, incluso en el acceso a medicación hormonal si lo requieren. Todas
estas cuestiones llevan a que la forma en que se abordan los procesosen las casas de mujeres, niñes y diversidades esté atravesada por todos estos condicionamientos sociales
estructurales.
Sentimientos de vergüenza, culpa, hiper resposabilización, abandono, sumisión y desvalorización de su propia vida atraviesan los procesos porque son cuestiones que lxs han marcado a fuego. La cantidad de situaciones de abuso sexual, repetimos, es alarmante es las casas de mujeres y disidencias. Entonces, hay una serie de articulaciones que tenemos que desplegar como equipo de trabajo que son diferentes a las que se dan en las casas de varones(servicios locales, oficinas de violencia de género, defensorías y juzgados por causas de familia, centros de primera infancia, etc.).
El trabajo en estas casas es muy complejo, y la presencia de lxs trabajadorxs sociales es fundamental y constante. El asesoramiento con el equipo jurídico adquiere una mayor
relevancia, así como el acompañamiento de referentes terapéuticos (psicólogxs) a todo el equipo para facilitar herramientas que permitan abordar las particularidades de estas
situaciones.
Por otro lado, además de lo concreto del trabajo con las mujeres y disidencias por su condición de género oprimido, por haber atravesado situaciones de extrema violencia y
vulneraciones a sus derechos, una de las mayores complejidades se da en relación al trabajo con niñeces. En las casas de varones estas situaciones llegan con menos frecuencia, no son una demanda constante como en el caso de las madres (además de que sería complejo incluir niñeces en casas de varones). Las madres no pueden realizar un tratamiento sin sus hijxs, porque son las responsables de su cuidado. En el caso de los varones, emerge la cuestión de la vinculación con lxs hijxs, pero no son parte de la convivencia de la casa.
Esto trae muchas complejidades. Tomamos como ejemplo la casa de Luján para ilustrar algunas de las implicancias particulares que trae esta situación. Allí hay espacios
diferenciados donde habitan, juegan y se contiene a niñes, desde recién nacides hasta que son adolescentes. Están divididxs en sectores según la edad que tengan, y hay equipos
especializados para trabajar con ellxs: psicólogxs infanto-juveniles, maestras de nivel inicial, recreólogxs, profes de educación física, así como coordinadoras específicas del espacio que acompañan ciertos contenidos pedagógicos,
Les niñes van a la escuela del barrio, la más cercana a la casa, van al médico, se busca que tengan completo su esquema de vacunación, que puedan asistir a actividades y talleres
por fuera de la casa para que puedan integrarse a otros grupos y dinámicas. Sin embargo, dentro de la casa cuentan con espacios de cuidado y apoyo escolar. Esto tiene una doble función; por un lado, que las madres tengan tiempo para asistir a los talleres y cumplir con sus tareas dentro del dispositivo. Por otro, que puedan tener un refuerzo pedagógico teniendo en cuenta que sus madres muchas veces no estuvieron escolarizadas y se les dificulta ayudarlxs.
Lxs niñes también tienen terapias con psicólogxs infanto juveniles, visitas de familiares, vinculaciones con sus padres (si existe y están dadas las condiciones), y son parte de las dinámicas de la casa. Las mujeres y diversidades que están en proceso sostienen dinámicas de cuidado colectivas también, donde todxs nos colaboramos y nos hacemos cargo de las niñeces que nos rodean.
El acompañamiento a las diferentes formas de maternar es una dimensión importante del trabajo en estas casas. Las articulaciones que tienen que darse para buscar restituir lxs
hijxs a sus madres, si éstas manifiestan esta voluntad, así como la posibilidad del proceso inverso, se da en un trabajo conjunto entre las referencias, lxs TS, abogadxs, psicos, los
servicios locales y juzgados. Además, más allá de la cuestión legal burocrática, existen talleres dedicados a repensar las maternidades y sus complejidades.
Hay ciertos protocolos y cuidados que tenemos que tener presentes a la hora de trabajar con niñeces desde la organización. El consentimiento y el registro de la presencia de menores en nuestros dispositivos es fundamental, así como tener en cuenta y respetar todos sus derechos consagrados como niñxs y adolescentes. La escolarización, la asistencia y seguimiento médico, el habitar un espacio de libre de violencias, son parte de las muchas cosas que tenemos que garantizar como equipo de trabajo.
La casa de medio camino
Una vez que finaliza el proceso en alguna de las casas, se busca que lxs pibxs puedan construir sus propios proyectos de vida, con tierra, techo y trabajo. La propuesta de la casa de medio camino es brindar un espacio cuidado, que facilite un lugar donde poder vivir, desde donde poder construir estos proyectos por fuera de la dinámica propia de las casas, así como insertarse en una estructura laboral.
Actualmente hay una casa convivencial de medio camino de varones, un proyecto inicial, inaugurado en 2021, que acompaña la salida del proceso y está ubicada en General Rodríguez, donde hay una mayor acumulación de espacios de la organización. La proyección es poder replicar esta experiencia en otros lugares. Esta casa tiene coordinaciones propias, y es un espacio al cual no van todos los compañeros que terminan sus procesos, sino aquellos que no tienen dónde ir, que vienen que estar en situación de calle o necesiten un acompañamiento particular. La casa tiene capacidad para alojar aproximadamente a 15 compañeros.
Las cooperativas de trabajo
Si bien Vientos no es una rama productiva del movimiento, sino de salud comunitaria, creemos que el trabajo es el ordenador principal para poder construir proyectos de vida.
Desde los procesos, en barriales o casas, se trabaja en talleres de oficios que apuntan a construir herramientas laborales para lxs pibxs. La proyección es que desde estos espacios formativos puedan surgir cooperativas populares que se incorporen a la dinámica del movimiento.
Actualmente hay dos cooperativas, una de panificados en Gral. Rodríguez y una cooperativa de construcción de bloques de cemento, “La bloquera”, que funciona dentro del predio de la casa de Mujeres, niñes y disidencias de Luján. La apuesta es no sólo a aumentar el número de cooperativas que den respuesta a la demanda laboral de lxs compañerxs, sino también mejorar su productividad, organización y comercialización de su producción.
Para lograr estos objetivos, pusimos en marcha un área específica transversal, el de unidades productivas, que se dedique a pensar, planificar y organizar acciones que potencien esta dimensión.
La casa-escuela de formación
La “escuelita de formación” es una casa inaugurada en 2021 en General Rodríguez. Se trata de un espacio rural dedicada a la formación política y de oficios para pibxs en proceso. En este lugar se desarrollan encuentros por fuera de las dinámicas propias de cada espacio, donde se llevan adelante jornadas de formación.
Además, allí también se dan talleres de oficios rurales, como el trabajo con animales de granja y apicultura, además de otros como carpintería, herrería, construcción, huerta, etc. Se trata de un espacio con lugar para que compañerxs puedan quedarse a dormir y desarrollar jornadas más extensas. Está destinado a los encuentros, plenarios, jornadas de formación, etc.